¿Podrían los robots agrícolas alimentar al mundo? | Grupo ABSA


¿Podrían los robots agrícolas alimentar al mundo?

Fuente: www.euautomation.com

La automatización ha sido una fuerza impulsora del desarrollo agrícola desde tiempos inmemoriales. La automatización no es un elemento ajeno a la agricultura: desde acueductos que permiten distribuir el agua superando grandes distancias, hasta los bueyes capaces de arar mucha más tierra de la que sería posible trabajando a mano o las modernas cosechadoras combinadas que realizan el trabajo de toda la temporada en una sola tarde. Pero ¿qué nos deparará el futuro?


Alphabet, la empresa matriz de Google, presentó recientemente un programa innovador para el desarrollo de un robot agrícola automatizado. La creación de estos robots corre a cargo de la filial X Development, que investiga tecnologías conocidas dentro de la compañía como «moonshots» o apuestas arriesgadas que podrían cambiar el mundo si llegan a buen puerto.


Este agricultor robótico se denominan «buggy de plantas», aunque X ha dejado pasar el nombre perfecto debido a su rápido desarrollo. Estos robots agrícolas autónomos deberían llamarse «Cultibots», ¿verdad?


Aumento de la presencia de algas


Resulta casi imposible sobrevalorar la importancia de la agricultura. Todos nuestros alimentos tienen su origen en la tierra y así seguirá siendo en un futuro cercano, dado que los replicadores de materia tipo Star Trek aún nos pillan un poco lejos.


Este hecho se combina con el aumento continuo de la población mundial y los efectos cada vez más evidentes del cambio climático para ejercer gran presión en la agricultura a la hora de satisfacer la demanda. La agricultura intensiva está muy generalizada y agota rápidamente el suelo donde se encuentran los nutrientes, lo que ha provocado un aumento exponencial del uso de fertilizantes, pesticidas y productos químicos antimicrobianos con el fin de que los agricultores puedan aprovechar al máximo cada hectárea.


Esta práctica trae consigo su propia cosecha de problemas, como plagas que desarrollan resistencia a los pesticidas si se utilizan en exceso, aunque uno de los más acuciantes y perjudiciales es la escorrentía agrícola. Cuando llueve sobre los campos tratados con estos productos químicos, una parte importante de esos productos es arrastrada hasta acabar en arroyos y ríos, acumulándose finalmente en lagos, pantanos y mares.


Estos productos químicos dañan el medioambiente por sí mismos, pero también enriquecen sumamente el agua con nutrientes, en lo que se conoce  como eutrofización. Esta situación conlleva la aparición de enormes floraciones de algas que consumen rápidamente el oxígeno disuelto del agua y forman una capa gruesa y opaca de algas que acaba con cualquier forma de vida acuática que respire o realice la fotosíntesis.


Ojos robóticos en las mazorcas de maíz


El primer prototipo de robot de inspección vegetal-mineral consistía en poco más que un par de bicicletas soldadas entre sí y unos smartphones apuntando hacia el suelo. Pero incluso este prototipo improvisado mostró las posibilidades del sistema al atravesar un campo de fresas recopilando imágenes de cada planta que allí había.


Los prototipos más recientes cuentan con una tecnología mucho más avanzada, con localización GPS para determinar y registrar la ubicación de las plantas en el campo, y sensores avanzados de visión artificial que proporcionan datos visuales a los sofisticados algoritmos de aprendizaje automático, permitiendo así que el software pueda encontrar las diferencias entre las plantas sanas y las que tienen problemas.


Con un poco más de desarrollo, estos dispositivos inteligentes podrían proporcionar una respuesta ideal al problema de la escorrentía agrícola. Al combinar los datos de los patrones de crecimiento de las plantas con las lecturas de pH e higrometría del suelo y otros datos externos, el robot podría actuar como el eje principal para crear procesos totalmente automatizados de fertilización y riego para cada una de las plantas. Estas máquinas también se pueden programar para buscar plagas y enfermedades habituales, así como para aplicar los pesticidas directamente solo a las plantas que lo requieran.


En comparación con las poco sutiles técnicas de rociado y dispersión de fertilizantes, control de plagas y riego utilizadas actualmente, esta opción ahorraría una enorme cantidad de fertilizante y agua. Además, cada kilogramo de fertilizante que no se consume en el campo es un kilogramo menos que eutrofiza nuestras aguas.


Recuperación tras averías sobre el terreno


Estos robots de inspección de plantas tienen gran potencial, pero como sucede con casi todos los elementos de ingeniería, también tienen su parte negativa.


Dejar toda la responsabilidad del riego, la fertilización y el control de plagas en manos de un único dispositivo de alta tecnología abre la puerta a graves pérdidas agrícolas en caso de producirse una avería. Cada hora esperando por una pieza de recambio es una hora más en la que las plantas se pueden secar o verse diezmadas por una plaga. Las granjas más pequeñas lo tienen aún peor, ya que es posible que se encuentren en lugares remotos y que utilicen menos robots de inspección de plantas.


Esto da lugar a una situación sumamente crítica para la cadena de suministro, ya que se necesita enviar un número reducido de piezas a una ubicación remota lo antes posible. Pero esto es a lo que nos dedicamos en EU Automation. Si colabora con nosotros, podrá recibir piezas nuevas, reacondicionadas y obsoletas en 24 horas en cualquier lugar de Europa, y en 72 horas en el resto del mundo.


Fuente: www.euautomation.com